Yo vi la película de Parásitos, me estremeció hasta lo más profundo de mi ser, mis papilas gustativas dejaron de salivar, se secaron y en otras ocasiones parecía probar la amargura de la sangre, del egoísmo, de la inconsciencia, de la falta de cultura, del suspenso y los temas tan agresivos que envuelven esta cinta ganadora del Oscar.
Por lo regular veo todas las cintas nominadas al Oscar antes de que llegue la premiación, y cuando vi Parásitos supe que era la mejor película. Aunque mi esposo me comentó que jamás le darían el Oscar como mejor película a una cinta totalmente extranjera. Pero yo sabía que era superior a todas. Y como me faltó ver una, pensé que esa sería la ganadora.
Parásitos engendró en mí sentimientos muy fuertes y te comentaré el por qué. La película tiene dos puntos de vista los cuales están totalmente justificados, no quiero decir que este correcto; me refiero que dentro de la historia las acciones de los personajes están muy bien fundamentadas. Te comparto que yo viví hasta los seis años en una vecindad de la ciudad de México y a veces recuerdo que se llegaba a inundar la parte de afuera. Por eso cuando en la película se inunda la casa de la familia pobre se me hizo tan triste observar que las pocas pertenecías se las llevaba el agua. Y en contraste la familia rica hacía comentarios espléndidos de que el agua había limpiado las calles y que el día se veía más hermoso.
Bajan las escaleras, bajan más y más, cada vez más, para llegar a ese lugar en donde cohabitan las personas de clase social baja, donde el hedor sale de las coladeras y el aire lo arrastra por toda la colonia, donde el cielo azul parece alejarse. El escritor narró de manera perfecta una situación que se vive en su país, Corea. Una preocupación latente, a esta familia la falta de moral y cultura los representa; pero también les preocupa el no cubrir sus necesidades básicas.
Suben, junto al cielo, junto a los dioses, junto a la belleza de ser una familia de clase social alta. Las casas enormes con grandes patios, con jardines perfectamente cortados, con esa ventaja divina que se llama dinero. Una familia ensimismada, egoísta, desprendida y no porque sean malos simplemente porque han tenido la fortuna de vivir de esa manera, de jamás sufrir carencias y por ende no ven mas allá de su zona de confort.
Las reacciones de las familias están completamente justificadas. Recuerdo cuando nos mudamos a Iztapalapa a esos departamentos de interés social. Al principio se veían hermosos, el pasto perfecto, la pintura nueva y reluciente; pero conforme pasó el tiempo todo se vino abajo. Los edificios acabaron pintados con grafitis, ya no había pasto, en el estacionamiento colocaron jaulas para proteger los carros, esto daba un ambiente caótico. Y eso pasó por la falta de empatía unos con otros, porque todos creían tener la razón, porque nunca llegaban a un acuerdo, porque preferían vivir de esa manera, falta de consciencia.
Estas memorias me trasladan a una noche en particular. Mi familia y yo vivíamos en el segundo piso del edificio, nuestros vecinos que vivían en el primer piso siempre tenían fiestas y no sólo los fines de semana. Era muy normal que de lunes a viernes tuvieran la música a todo lo que daba, parecía que las bocinas iban a estallar. Mi hermana la mayor que se paraba a las seis de la mañana para llegar a las ocho a su trabajo, no podía conciliar el sueño, de la manera más atenta bajó y les dijo que le bajaran a su música.
Pues cuando ella volvió a la casa, escuchamos por la ventana gritar “súbele el volumen y si no les parece pues ni modo, así somos nosotros y se tienen que acostumbrar”
Sin duda esa falta de empatía, de generosidad, de consciencia y de cultura fue lo que hizo que ellos reaccionaran así. Si te preguntas que hicimos; pues nada, nos aguantamos esa noche. Pero mi mamá al siguiente día sabiamente le pidió que fuera su comadre del niño Jesús y la invitó a comer, de esa manera lo resolvió.
En el caso de la familia rica se me hace tan lógico. Cuántas veces le preguntas a la persona que te ayuda ¿qué ha pasado con ella?, ¿si tiene algún problema?,¿por qué no llegó temprano al trabajo ese día? Quién sabe, quizás su hijo tenía alguna enfermedad grave. Nos acostumbramos a las cosas, se nos hace tan normal, que no vemos mas allá de nuestros propios problemas. Y por estar ensimismados, también puede suceder que no te des cuenta a quién metes a tu casa, quién comparte el día a día contigo.
Por eso Parásitos me deleitó, porque toca tantos temas como: desigualdad social, falta de cultura, moral, empatía, desinterés, supervivencia, inconsciencia entre tantas más. El título te dice todo. La familia entra como parásito a la casa, a una vida que no le pertenece y como cucarachas se llevan todo. Y entre parásitos se pelean por un lugar. Un thriller muy bien llevado que te empapa de ansiedad, no te deja descansar. Las cortinas de humo, los giros de la historia que te ofrece te sorprenderán. Por eso fue la mejor película en los Oscares 2020.
Yo vi la película de Parásitos, me estremeció hasta lo más profundo de mi ser, mis papilas gustativas dejaron de salivar, se secaron y en otras ocasiones parecía probar la amargura de la sangre, del egoísmo, de la inconsciencia, de la falta de cultura, del suspenso y los temas tan agresivos que envuelven esta cinta ganadora del Oscar.
Por lo regular veo todas las cintas nominadas al Oscar antes de que llegue la premiación, y cuando vi Parásitos supe que era la mejor película. Aunque mi esposo me comentó que jamás le darían el Oscar como mejor película a una cinta totalmente extranjera. Pero yo sabía que era superior a todas. Y como me faltó ver una, pensé que esa sería la ganadora.
Parásitos engendró en mí sentimientos muy fuertes y te comentaré el por qué. La película tiene dos puntos de vista los cuales están totalmente justificados, no quiero decir que este correcto; me refiero que dentro de la historia las acciones de los personajes están muy bien fundamentadas. Te comparto que yo viví hasta los seis años en una vecindad de la ciudad de México y a veces recuerdo que se llegaba a inundar la parte de afuera. Por eso cuando en la película se inunda la casa de la familia pobre se me hizo tan triste observar que las pocas pertenecías se las llevaba el agua. Y en contraste la familia rica hacía comentarios espléndidos de que el agua había limpiado las calles y que el día se veía más hermoso.
Bajan las escaleras, bajan más y más, cada vez más, para llegar a ese lugar en donde cohabitan las personas de clase social baja, donde el hedor sale de las coladeras y el aire lo arrastra por toda la colonia, donde el cielo azul parece alejarse. El escritor narró de manera perfecta una situación que se vive en su país, Corea. Una preocupación latente, a esta familia la falta de moral y cultura los representa; pero también les preocupa el no cubrir sus necesidades básicas.
Suben, junto al cielo, junto a los dioses, junto a la belleza de ser una familia de clase social alta. Las casas enormes con grandes patios, con jardines perfectamente cortados, con esa ventaja divina que se llama dinero. Una familia ensimismada, egoísta, desprendida y no porque sean malos simplemente porque han tenido la fortuna de vivir de esa manera, de jamás sufrir carencias y por ende no ven mas allá de su zona de confort.
Las reacciones de las familias están completamente justificadas. Recuerdo cuando nos mudamos a Iztapalapa a esos departamentos de interés social. Al principio se veían hermosos, el pasto perfecto, la pintura nueva y reluciente; pero conforme pasó el tiempo todo se vino abajo. Los edificios acabaron pintados con grafitis, ya no había pasto, en el estacionamiento colocaron jaulas para proteger los carros, esto daba un ambiente caótico. Y eso pasó por la falta de empatía unos con otros, porque todos creían tener la razón, porque nunca llegaban a un acuerdo, porque preferían vivir de esa manera, falta de consciencia.
Estas memorias me trasladan a una noche en particular. Mi familia y yo vivíamos en el segundo piso del edificio, nuestros vecinos que vivían en el primer piso siempre tenían fiestas y no sólo los fines de semana. Era muy normal que de lunes a viernes tuvieran la música a todo lo que daba, parecía que las bocinas iban a estallar. Mi hermana la mayor que se paraba a las seis de la mañana para llegar a las ocho a su trabajo, no podía conciliar el sueño, de la manera más atenta bajó y les dijo que le bajaran a su música.
Pues cuando ella volvió a la casa, escuchamos por la ventana gritar “súbele el volumen y si no les parece pues ni modo, así somos nosotros y se tienen que acostumbrar”
Sin duda esa falta de empatía, de generosidad, de consciencia y de cultura fue lo que hizo que ellos reaccionaran así. Si te preguntas que hicimos; pues nada, nos aguantamos esa noche. Pero mi mamá al siguiente día sabiamente le pidió que fuera su comadre del niño Jesús y la invitó a comer, de esa manera lo resolvió.
En el caso de la familia rica se me hace tan lógico. Cuántas veces le preguntas a la persona que te ayuda ¿qué ha pasado con ella?, ¿si tiene algún problema?,¿por qué no llegó temprano al trabajo ese día? Quién sabe, quizás su hijo tenía alguna enfermedad grave. Nos acostumbramos a las cosas, se nos hace tan normal, que no vemos mas allá de nuestros propios problemas. Y por estar ensimismados, también puede suceder que no te des cuenta a quién metes a tu casa, quién comparte el día a día contigo.
Por eso Parásitos me deleitó, porque toca tantos temas como: desigualdad social, falta de cultura, moral, empatía, desinterés, supervivencia, inconsciencia entre tantas más. El título te dice todo. La familia entra como parásito a la casa, a una vida que no le pertenece y como cucarachas se llevan todo. Y entre parásitos se pelean por un lugar. Un thriller muy bien llevado que te empapa de ansiedad, no te deja descansar. Las cortinas de humo, los giros de la historia que te ofrece te sorprenderán. Por eso fue la mejor película en los Oscares 2020.
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