Mientras ella bajaba del marco de la luna, brillante, perfecta, jadeante de amor: con el pelo de fuego, rojo ferviente el cual tocaba su espalda y pareciese bailar a través de una música iracunda. Sus ojos desnudos de pasión evocaban la brisa divina de aquél que la esperaba, de aquél que la deseaba, de aquél que jamás la dejaría ir.
Y el mar la abraza, rodea su cuerpo, la sumerge en un abismo de ternura. Ese abismo infernal, la trastorna, la agobia y la mantiene cautiva deseando gritar. Sabe cual es su final, la luna le dará la espalda y él también. Quedará sumergida en la oscuridad, porque ella es ahora una Gorgona.
Mientras ella bajaba del marco de la luna, brillante, perfecta, jadeante de amor: con el pelo de fuego, rojo ferviente el cual tocaba su espalda y pareciese bailar a través de una música iracunda. Sus ojos desnudos de pasión evocaban la brisa divina de aquél que la esperaba, de aquél que la deseaba, de aquél que jamás la dejaría ir.
Y el mar la abraza, rodea su cuerpo, la sumerge en un abismo de ternura. Ese abismo infernal, la trastorna, la agobia y la mantiene cautiva deseando gritar. Sabe cual es su final, la luna le dará la espalda y él también. Quedará sumergida en la oscuridad, porque ella es ahora una Gorgona.
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